: El calor se hizo llamas
Y la sangre se deslizó
Y un corazón balbuceó
Las hormigas picantes
Abatido el hombre sudoroso
Sereno en el ambiente
Y la impronta irrupción
La bella mujer y su silueta
Capaz de mover la estatua
Y el pobre hombre de carne
Y tras el ropaje
Y detrás de las sabanas
Oculto algo mágico
Tierno rosado ¡Qué sublime!
Movió los cimientos incólumes
Y la beldad entregada indiferente
Entrega de sí misma y para si
Y un ruiseñor llamándole
Y un hombre pájaro moviéndose
Absorto y tambaleante
Sus manos su cuerpo atrapar
Su corazón entregar
Y de la mujer rasgar su alma
Y resguardar tras de sí su cuerpo.
Por: Abraham Guevara Chamorro.
Publicado por:*: José Abraham Guevara Chamorro
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