: Contemplábamos el ocaso de nuestros días
desde una distancia considerable,
como si no fuera con nosotros.
Eran otros los que envejecían,
los que se aliviaban el paso
con bastones invisibles,
los que se alzaban orgullosos
antes su precariedad de vida,
bomitando un destino
que ninguno de los dos quería.
Y lo devolvían entero,
con una imagen ajena
a la realidad de los demás,
y permanente en la suya,
su realidad, nuestra realidad.
Corrían deprisa,
pero su paso era lento
igual que comparar un tren y un avión
mirando por la ventanilla.
Se hacia imprevisible el día siguiente
y el día anterior ya, ni se recordaba.
no había tiempo,
para detenernos a pensar en lo que hicimos,
en lo que hicieron aquellos,
que están a punto del final.
Publicado por:*: Aneblmis
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